domingo, 3 de abril de 2016

"Caña de abetos, seto la mordaza..."


Caña de abeto, seto la mordaza, 
desanda veloz lo separado, 
raspa primaveral y cóncava. 
La carpeta alberga la garra 
enjalbegada con gruesos fríos 
que el súcubo dictó del hierro. 
El aljibe va tras el alambre. 
(En su interior, reflejados, 
ojo y rasgueo de cítara discreta 
que ameniza, en su simulacro, la madera.) 
Para el andador, trajo cotizados 
atanores de libros en venta 
de la vieja librería al paso, 
pasas en conserva y aguadas. 
(Todo metal es un silencio 
dispuesto a abrir escenas y damascos 
que los pelos no interrumpen en su lucha.) 
Luego, por un tiempo indefinido, 
flota en el ambiente, medusa, 
el rostro actuante que reúne 
en su actitud un mueble y su centauro. 
(Detrás de la cigarra vuela 
el atardecido cinamomo 
que columpia en sus pájaros un hurto 
de letras no categorizables.) 
Se asesina al estante. Comadrean, 
de a ratos se separan y se insultan, 
y luego adolecen. (Un insecto.) 
Por último, finaliza el olmo 
en desleídos labios que agreden 
en el memorizar del tiempo 
y recogen, entre sus laderas, 
la destitución de la temporada. 
(Hay cestos que guardan comida.)

Córdoba, 15 de agosto de 1994. 

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