miércoles, 6 de abril de 2016

"(Imborrable su hacha.)..."


(Imborrable su hacha.) 
Desnuda de salterios, tomó las riendas 
que colgaban, enardecidas, del lomo, 
y las dirigió al ladrido 
--la rienda era un espejo de lunares 
que no separó su huida--. 
Camino al monte, dictó de improviso 
un cometa al coro que se iba, 
y desde un álamo flotante 
entonó la rueda a la atadura. 
(Tejido.) Su voz acometía 
contra el viento de salitre imperante, 
fiel cuaderna de la carta rota. 
Monte y parto. Sinagoga y fuego. 
(Abandonó su lecho.) 

Córdoba, 15 de agosto de 1994. 

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